Tu Poema de Amor

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Inicio . Amado Nervo LA SOMBRA DEL ALA

LA SOMBRA DEL ALA

Tú que piensas que no creo

cuando argüimos los dos,

no imaginas mi deseo,

mi sed, mi hambre de Dios;

 

ni has escuchado mi grito

desesperante, que puebla

la entraña de la tiniebla

invocando al Infinito;

 

ni ves a mi pensamiento,

que empañado en producir

ideal, suele sufrir

torturas de alumbramiento.

 

Si mi espíritu infecundo

tu fertilidad tuviese,

forjado ya un cielo hubiese

para completar su mundo.

 

Pero di, ¿qué esfuerzo cabe

en un alma sin bandera

que lleva por dondequiera

tu torturador ¿quién sabe?;

 

que vive ayuna de fe

y, con tenaz heroísmo,

va pidiendo a cada abismo

y a cada noche un ¿por qué?

 

De todas suertes, me escuda

mi sed de investigación,

mi ansia de Dios, honda y muda;

y hay más amor en mi duda

que en tu tibia afirmación.