Tu Poema de Amor

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LA DIAMELA

Dióme un día una bella porteña,

que en mi senda pusiera el destino,

una flor cuyo aroma divino

llena el alma de dulce embriaguez;

me la dio con sonrisa halagüeña,

matizada de puros sonrojos,

y bajando hechicera los ojos,

incapaces de engaño y doblez.

 

En silencio y absorto toméla

como don misterioso del cielo,

que algún ángel de amor y consuelo

me viniese, durmiendo, a ofrecer;

en mi seno inflamado guardéla,

con el suyo mezclando mi aliento,

y un hechizo amoroso al momento

yo sentí por mis venas correr.

 

Desde entonces, do quiera que miro

allí está la diamela olorosa,

y a su lado una imagen hermosa

cuya frente respira candor;

desde entonces por ella suspiro,

rindo el pecho inconstante a su halago,

con su aroma inefable me embriago,

a ella sola consagro mi amor.