Tu Poema de Amor

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EL CAMINO

No conseguirá nunca

tu lanza

herir el horizonte.

La montaña

es un escudo

que lo guarda.

 

No sueñes con la sangre de la luna

y descansa.

Pero deja, camino,

que mis plantas

exploren la caricia

de la rociada.

 

¡Quiromántico enorme!

¿Conocerás las almas

por el débil tatuaje

que olvidan en tu espalda?

Si eres Flammarión

de las pisadas,

¡cómo debes amar

a los asnos que pasan

acariciando con ternura humilde

tu carne desgarrada!

Ellos solos meditan dónde puede

llegar tu enorme lanza.

Ellos solos, que son

los Budas de la Fauna,

cuando viejos y heridos deletrean

tu libro sin palabras.

¡Cuánta melancolía

tienes entre las casas

del poblado!

¡Qué clara

es tu virtud! Aguantas

cuatro carros dormidos,

dos acacias,

y un pozo del antaño

que no tiene agua.

 

Dando vueltas al mundo,

no encontrarás posada.

No tendrás camposanto

ni mortaja,

ni el aire del amor renovará

tu sustancia.

Pero sal de los campos

y en la negra distancia

de lo eterno, si tallas

la sombra con tu lima

blanca, ¡oh camino!

¡pasarás por el puente

de Santa Clara!