Tu Poema de Amor

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Inicio Borges Simón Carbajal

Simón Carbajal

En los campos de Antelo, hacia el noventa

mi padre lo trató. Quizá cambiaron

unas parcas palabras olvidadas.

No recordaba de él sino una cosa:

el dorso de la oscura mano izquierda

cruzado de zarpazos. En la estancia

cada uno cumplía su destino:

éste era domador, tropero el otro,

aquél tiraba como nadie el lazo

y Simón Carvajal era el tigrero.

Si un tigre depredaba las majadas

o lo oían bramar en la tiniebla,

Carvajal lo rastreaba por el monte.

Iba con el cuchillo y con los perros.

Al fin daba con él en la espesura.

Azuzaba a los perros. La amarilla

fiera se abalanzaba sobre el hombre

que agitaba en el brazo izquierdo el poncho,

que era escudo y señuelo. El blanco vientre

quedaba expuesto. El animal sentía

que el acero le entraba hasta la muerte.

El duelo era fatal y era infinito.

Siempre estaba matando al mismo tigre

inmortal. No te asombre demasiado

su destino. Es el tuyo y es el mío,

salvo que nuestro tigre tiene formas

que cambian sin parar. Se llama el odio,

el amor, el azar, cada momento.