Tu Poema de Amor

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Inicio Borges El oriente

El oriente

La mano de Virgilio se demora

sobre una tela con frescura de agua

y entretejidas formas y colores

que han traído a su Roma las remotas

caravanas del tiempo y de la arena.

Perdurará en un verso de las Geórgicas.

No la había visto nunca. Hoy es la seda.

En un atardecer muere un judío

crucificado por los negros clavos

que el pretor ordenó, pero las gentes

de las generaciones de la tierra

no olvidarán la sangre y la plegaria

y en la colina los tres hombres últimos.

Sé de un mágico libro de hexagramas

que marca los sesenta y cuatro rumbos

de nuestra suerte de vigilia y sueño.

¡Cuánta invención para poblar el ocio!

Sé de ríos de arena y peces de oro

que rige el Preste Juan en las regiones

ulteriores al Ganges y a la Aurora

y del hai ku que fija en unas pocas

sílabas un instante, un eco, un éxtasis;

sé de aquel genio de humo encarcelado

en la vasija de amarillo cobre

y de lo prometido en la tiniebla.

¡Oh mente que atesoras lo increíble!

Caldea que primero vio los astros.

Las altas naves lusitanas; Goa.

Las victorias de Clive, ayer suicida;

Kim y su lama rojo que prosiguen

para siempre el camino que los salva.

El fino olor del té, el olor del sándalo.

Las mezquitas de Córdoba y del Aksa

y el tigre, delicado como el nardo.

 

Tal es mi Oriente. Es el jardín que tengo

para que tu memoria no me ahogue.