Tu Poema de Amor

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Inicio Borges El forastero

El forastero

Despachadas las cartas y el telegrama,

camina por las calles indefinidas

y advierte leves diferencias que no le importan

y piensa en Aberdeen o en Leyden,

más vívidas para él que este laberinto

de líneas rectas, no de complejidad,

donde lo lleva el tiempo de un hombre

cuya verdadera vida está lejos.

En una habitación numerada

se afeitará después ante un espejo

que no volverá a reflejarlo

y le parecerá que ese rostro

es más inescrutable y más firme

que el alma que lo habita

y que a lo largo de los años lo labra.

Se cruzará contigo en una calle

y acaso notarás que es alto y gris

y que mira las cosas.

Una mujer indiferente

le ofrecerá la tarde y lo que pasa

del otro lado de unas puertas. El hombre

piensa que olvidará su cara y recordará,

años después, cerca del Mar del Norte,

la persiana o la lámpara.

Esa noche, sus ojos contemplarán

en un rectángulo de formas que fueron,

al jinete y su épica llanura,

porque el Far West abarca el planeta

y se espeja en los sueños de los hombres

que nunca lo han pisado.

En la numerosa penumbra, el desconocido

se creerá en su ciudad

y lo sorprenderá salir a otra,

de otro lenguaje y otro cielo.

 

Antes de la agonía,

el infierno y la gloria nos están dados;

andan ahora por esta ciudad, Buenos Aires,

que para el forastero de mi sueño

(el forastero que yo he sido bajo otros astros)

es una serie de imprecisas imágenes

hechas para el olvido.