Tu Poema de Amor

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente

¡GUERRA!

¿Oís?,  es el cañón.  Mi pecho hirviendo

el cántico de guerra entonará,

y al eco ronco del cañón venciendo,

la lira del poeta sonará.

 

El pueblo ved que la orgullosa frente

levanta ya del polvo en que yacía,

arrogante en valor, omnipotente,

terror de la insolente tiranía.

Rumor de voces siento,

y al aire miro deslumbrar espadas,

y desplegar banderas;

y retumban al son las escarpadas

rocas del Pirineo;

y retiemblan los muros

de la opulenta Cádiz, y el deseo

crece en los pechos de vencer lidiando;

brilla en los rostros* el marcial contento,

y dondequiera generoso acento

se alza de PATRIA y LIBERTAD tronando.

 

Al grito de la patria

volemos, compañeros,

blandamos los aceros

que intrépida nos da.

A par en nuestros brazos

ufanos la ensalcemos

y al mundo proclamemos:

"España es libre ya".

¡Mirad, mirad en sangre,

y lágrimas teñidos

reír los forajidos,

gozar en su dolor!

¡Oh!, fin tan sólo ponga

su muerte a la contienda,

y cada golpe encienda

aún más nuestro rencor.

¡Oh siempre dulce patria

al alma generosa!

¡Oh siempre portentosa

magia de libertad!

Tus ínclitos pendones

que el español tremola,

un rayo tornasola

del iris de la paz.

En medio del estruendo

del bronce pavoroso,

tu grito prodigioso

se escucha resonar.

Tu grito que las almas

inunda de alegría,

tu nombre que a  esa impía

caterva hace temblar.

¿Quién hay ¡oh compañeros!,

que al bélico redoble

no sienta el pecho noble

con júbilo latir?

Mirad centelleantes

cual nuncios ya de gloria,

reflejos de victoria

las armas despedir.

 

¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas!

Y al mar se lancen con bramido horrendo

de la infiel sangre caudalosos ríos,

y atónito contemple el océano

sus olas combatidas

con la traidora sangre enrojecidas.

 

Truene el cañón: el cántico de guerra,

pueblos ya libres, con placer alzad:

ved, ya desciende a la oprimida tierra,

los hierros a romper, la libertad.