Tu Poema de Amor

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EN EL ALBUM

DE S. A. LA INFANTA DOÑA ISABEL

En vuestro álbum escribir

me ordena Vos un sér

de quién me ordenó vivir

Dios cautivo hasta morir

por amor y por deber.

Mas dignaos advertir

que para haceros servir

no era tanto menester,

pues me honrais Vos con querer

lo que a mi me honra cumplir.

 

Su sola presentación

por sólo ser de quién es,

da a este álbum pasa y razón;

y pues prez da y galardón

él donde va, venga pues;

yo sé que mi obligación

es poner mi corazón

y mi pluma a vuestros pies;

y lo están... sin interés,

sin plazo y sin condición.

 

Más de este álbum ¡ay de mi!

Hay que miniar el papel

con una gota turquí

de la sangre de una hurí

recogida en un clavel,

y tomando por pincel

el pico de un colibrí,

que no iba más que miel;

en vuestro álbum, Isabel,

no se escribe más que así.

 

Quisiera así escribir yo:

pero así, ¿cómo y con qué?

La que por Vos me le dió

en mis manos le dejó

me dijo "escribe " y se fue¨.

Le he de escribir,¿cómo no?

Mas, señora, os juro a fe,

que desde que a mi llegó

no sé lo que me pasó

que lo que es de mi no sé.

 

Le miro y vuelvo a mirar,

le hojeó y vuelvo a hojear;

una hoja de la otra en pos

me detengo a contemplar;

una busco en que firmar

y se me pasa entre dos.

¡Ay! Vuestro álbum es el mar

en donde me arroja Dios

mi pensamiento a buscar...

y yo no hablo más que a Vos.

 

Busco una idea a través

del ondulaje en que van

y vienen, como una mies

sobre quien los vientos dan,

las mias; pero mi afán

perdido e inútil es:

mis pensamientos están

todos con Vos.¿Qué trae, pues,

vuestro álbum? ¿Es talismán

que os echa almas a los pies?

 

De vuestra cámara real

trae el perfume sutil:

vuestros labios de coral

con vuestro aliento vital

le han dado nardos de abril

el olor primaveral,

y en su canto marginal

de vuestra mano gentil

se adivina la señal

de los dedos de marfil.

 

Eso trae, y eso al traer,

trae de mi alma al interior

de la esperanza el albor,

la luz al amanecer,

la prez de vuestro favor,

al vapor de vuestro sér,

no como de una mujer

sino como el de una flor:

la flor que planta el deber

y que cultiva el honor.

 

Trae además para mí

vuestro álbum más alta prez

que ambiciona la altivez

de mi ingenio baladí:

jamás fué par el neblí

con el águila; y buen juez

de mí mismo, si esta vez

hasta estas hojas subí,

mirad que me alzó hasta aqui

vuestra regia esplendidez.

 

Aqui os voy, pues, a poner

un cantar, no por llenar

un deber, no; por saber

que, el álbum al registrar,

por mis versos vais, al leer,

vuestros ojos a pasar;

y si logro yo el placer

de que os logren agradar,

¡qué honrados se van a ver

los versos de mi cantar!

 

Más ¿por qué anheláis señora,

tener aquí un vil montón

de versos míos, ahora

que mi vieja musa llora,

y a la puerta del panteón,

la vejez me desvigora,

del mundo me desamora,

me amilana el corazón

y tiene a mi guzla mora

descordada en un rincón?

 

¿Cómo ya hasta Vuestra Alteza

elevar podrá un cantar

un viejo, de quien ya empieza

a desvariar la cabeza

y la lengua a balbucear,

y que vacila y tropieza

al escribir y al andar?

Imposible: mi torpeza

de este papel la limpieza

no se atreve a emborronar.

 

Vuestra Alteza me perdone:

para mí es sólo el sonrojo

de no poder vuestro antojo

cumplir, mas la edad me abone.

Llegar a viejo supone

cambiar de ser; no es mancilla;

mas dejar de ser, humilla;

y pues lo que fue ya no es,

sólo pone a vuestros pies

lo que fue  José Zorrilla