Tu Poema de Amor

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EL ABUELO

Esta mujer angélica de ojos septentrionales,

que vive atenta al ritmo de su sangre europea,

ignora que en lo hondo de ese ritmo golpea

un negro el parche duro de roncos atabales.

 

Bajo la línea escueta de su nariz aguda,

la boca, en fino trazo, traza una raya breve,

y no hay cuervo que manche la solitaria nieve

de su carne, que fulge temblorosa y desnuda.

 

¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;

boga en el agua viva que allá dentro te fluye,

y ve pasando lirios, nelumbios, lotos, rosas;

 

que ya verás, inquieta, junto a la fresca orilla

la dulce sombra oscura del abuelo que huye,

el que rizó por siempre tu cabeza amarilla.