Tu Poema de Amor

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Inicio Neruda ODAS DE PABLO NERUDA ODA A LA FLOR AZUL

ODA A LA FLOR AZUL

Caminando hacia el mar

en la pradera

—es hoy noviembre—,

todo ha nacido ya,

todo tiene estatura,

ondulación, fragancia.

Hierba a hierba

entenderé la tierra,

paso a paso

hasta la línea loca

del océano.

De pronto una ola

de aire agita y ondula

la cebada salvaje:

salta

el vuelo de un pájaro

desde mis pies, el suelo

lleno de hilos de oro,

de pétalos sin nombre,

brilla de pronto como rosa verde,

se enreda con ortigas que revelan

su coral enemigo,

esbeltos tallos, zarzas

estrelladas,

diferencia infinita

de cada vegetal que me saluda

a veces con un rápido

centelleo de espinas

o con la pulsación de su perfume

fresco, fino y amargo.

Andando a las espumas

del Pacífico

con torpe paso por la baja hierba

de la primavera escondida,

parece

que antes de que la tierra se termine

cien metros antes del más grande océano

todo se hizo delirio,

germinación y canto.

Las minúsculas hierbas

se coronaron de oro,

las plantas de la arena

dieron rayos morados

y a cada pequeña hoja de olvido

llegó una dirección de luna o fuego.

Cerca del mar, andando,

en el mes de noviembre,

entre los matorrales que reciben

luz, fuego y sal marinas

hallé una flor azul

nacida en la durísima pradera.

De dónde, de qué fondo

tu rayo azul extraes?

Tu seda temblorosa

debajo de la tierra

se comunica con el mar profundo?

La levanté en mis manos

y la miré como si el mar viviera

en una sola gota,

como si en el combate

de la tierra y las aguas

una flor levantara

un pequeño estandarte

de fuego azul, de paz irresistible,

de indómita pureza.