Tu Poema de Amor

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Inicio Neruda ODAS DE PABLO NERUDA ODA A LA REPUBLICA ARAUCANA

ODA A LA REPUBLICA ARAUCANA

Alta sobre la tierra

te pusieron,

dura, hermosa araucaria

de los australes

montes,

torre de Chile, punta

del territorio verde,

pabellón del invierno,

nave

de la fragancia.

 

Ahora, sin embargo,

no por bella

te canto,

sino por el racimo de tu especie,

por tu fruta cerrada,

por tu piñón abierto.

 

Antaño,

antaño fue

cuando

sobre los indios

se abrió

como una rosa de madera

el colosal puñado

de tu puño,

y dejó

sobre

la mojada tierra

los piñones:

harina, pan silvestre

del indomable

Arauco.

 

Ved la guerra:

armados

los guerreros

de Castilla

y sus caballos

de galvánicas

crines

y frente

a ellos

el grito

de los

desnudos

héroes,

voz del fuego, cuchillo

de dura piedra parda,

lanzas enloquecidas

en el bosque,

tambor,

tambor

sagrado,

y adentro

de la selva

el silencio,

la muerte

replegándose,

la guerra.

 

Entonces, en el último

bastión verde,

dispersas

por la fuga,

las lanzas

de la selva

se reunieron

bajo las araucarias

espinosas.

 

La cruz,

la espada,

el hambre

iban diezmando

la familia salvaje.

Terror,

terror de un golpe

de herraduras,

latido de una hoja,

viento,

dolor

y lluvia.

De pronto

se estremeció allá arriba

la araucaria

araucana,

sus ilustres

raíces,

las espinas

hirsutas

del poderoso

pabellón

tuvieron

un movimiento

negro

de batalla:

rugió como una ola

de leones

todo el follaje

de la selva

dura

y entonces

cayó

una marejada

de piñones:

los anchos

estuches

se rompieron

contra la tierra, contra

la piedra defendida

y desgranaron

su fruta, el pan postrero

de la patria.

 

Así la Araucanía

recompuso

sus lanzas de agua y oro,

zozobraron los bosques

bajo el silbido

del valor

resurrecto

y avanzaron

las cinturas

violentas como rachas,

las

plumas

incendiarias del Cacique:

piedra quemada

y flecha voladora

atajaron

al invasor de hierro

en el camino.

 

Araucaria,

follaje

de bronce con espinas,

gracias

te dio

la ensangrentada estirpe,

gracias

te dio

la tierra defendida,

gracias,

pan de valientes,

alimento

escondido

en la mojada aurora

de la patria:

corona verde,

pura

madre de los espacios,

lámpara

del frío

territorio,

hoy

dame

tu

luz sombría,

la imponente

seguridad

enarbolada

sobre tus raíces

y abandona en mi canto

la herencia

y el silbido

del viento que te toca,

del antiguo

y huracanado viento

de mi patria.

 

Deja caer

en mi alma

tus granadas

para que las legiones

se alimenten

de tu especie en mi canto.

Árbol nutricio, entrégame

la terrenal argolla que te amarra

a la entraña lluviosa

de la tierra,

entrégame

tu resistencia, el rostro

y las raíces

firmes

contra la envidia,

la invasión, la codicia,

el desacato.

Tus armas deja y vela

sobre mi corazón,

sobre los míos,

sobre los hombros

de los valerosos,

porque a la misma luz de hojas y aurora,

arenas y follajes,

yo voy con las banderas

al llamado

profundo de mi pueblo!

Araucaria araucana,

aquí me tienes!