Tu Poema de Amor

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ENTIERRO EN EL ESTE

Yo trabajo de noche, rodeado de ciudad,

de pescadores, de alfareros, de difuntos quemados

con azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata:

bajo mi balcón esos muertos terribles

pasan sonando cadenas y flautas de cobre,

estridentes y finas y lúgubres silban

entre el color de las pesadas flores envenenadas

y el grito de los cenicientos danzarines

y el creciente monótono de los tam-tam

y el humo de las maderas que arden y huelen.

 

Porque una vez doblado el camino, junto al turbio río,

sus corazones, detenidos o iniciando un mayor movimiento,

rodarán quemados, con la pierna y el pie hechos fuego,

y la trémula ceniza caerá sobre el agua,

flotará como ramo de flores calcinadas

o como extinto fuego dejado por tan poderosos viajeros

que hicieron arder algo sobre las negras aguas, y devoraron

un alimento desaparecido y un licor extremo.