Tu Poema de Amor

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BARRIO SIN LUZ

¿Se va la poesía de las cosas

o no la puede condensar mi vida?

Ayer —mirando el último crepúsculo—

yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

 

Las ciudades —hollines y venganzas—,

la cochinada gris de los suburbios,

la oficina que encorva las espaldas,

el jefe de ojos turbios.

 

Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,

dolor de corazones rotos,

podre de hastíos y de lágrimas.

 

Un río abraza el arrabal

como una mano helada que tienta en las tinieblas:

sobre sus aguas se avergüenzan

de verse las estrellas.

 

Y las casas que esconden los deseos

detrás de las ventanas luminosas,

mientras afuera el viento

lleva un poco de barro a cada rosa.

 

Lejos... la bruma de las olvidanzas

—humos espesos, tajamares rotos—,

y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean

los bueyes y los hombres sudorosos.

 

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

mordiendo solo todas las tristezas,

como si el llanto fuera una semilla

y yo el único surco de la tierra.