Tu Poema de Amor

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GRITA

Amor, llegado que hayas a mi fuente lejana,

cuida de no morderme con tu voz de ilusión:

que mi dolor oscuro no se muera en tus alas,

que en tu garganta de oro no se ahogue mi voz.

 

Amor —llegado que hayas

a mi fuente lejana,

sé turbión que desuella,

sé rompiente que clava.

 

Amor, deshace el ritmo

de mis aguas tranquilas:

sabe ser el dolor que retiembla y que sufre,

sábeme ser la angustia que se retuerce y grita.

 

No me des el olvido.

No me des la ilusión.

Porque todas las hojas que a la tierra han caído

me tienen amarillo de oro el corazón.

 

Amor —llegado que hayas

a mi fuente lejana,

tuérceme las vertientes,

críspame las entrañas.

 

Y así una tarde —Amor de manos crueles—,

arrodillado, te daré las gracias.