Tu Poema de Amor

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente

AL PIE DESDE SU NIÑO

El pie del niño aún no sabe que es pie,

y quiere ser mariposa o manzana.

 

Pero luego los vidrios y las piedras,

las calles, las escaleras,

y los caminos de la tierra dura

van enseñando al pie que no puede volar,

que no puede ser fruto redondo en una rama.

El pie del niño entonces

fue derrotado, cayó

en la batalla,

fue prisionero,

condenado a vivir en un zapato.

 

Poco a poco sin luz

fue conociendo el mundo a su manera,

sin conocer el otro pie, encerrado,

explorando la vida como un ciego.

 

Aquellas suaves uñas

de cuarzo, de racimo,

se endurecieron, se mudaron

en opaca substancia, en cuerno duro,

y los pequeños pétalos del niño

se aplastaron, se desequilibraron,

tomaron formas de reptil sin ojos,

cabezas triangulares de gusano.

Y luego encallecieron,

se cubrieron

con mínimos volcanes de la muerte,

inaceptables endurecimientos.

 

Pero este ciego anduvo

sin tregua, sin parar

hora tras hora,

el pie y el otro pie,

ahora de hombre

o de mujer,

arriba,

abajo,

por los campos, las minas,

los almacenes y tos ministerios,

atrás,

afuera, adentro,

adelante,

este pie trabajó con su zapato,

apenas tuvo tiempo

de estar desnudo en el amor o el sueño,

caminó, caminaron

hasta que el hombre entero se detuvo.

 

Y entonces a la tierra

bajó y no supo nada,

porque allí todo y todo estaba oscuro

no supo que había dejado de ser pie,

si lo enterraban para que volara

o para que pudiera

ser manzana.