Tu Poema de Amor

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TERCETOS

A Felipe IV

 

¡Oh tú, temprano sol que en el oriente

de tus primeros años has nacido

coronado de luz resplandeciente,

 

salve! Y en tanto que a tu grato oído

de mi voz, por cantarte, los acentos

labios son de metal contra el olvido,

 

con presagios de ilustres vencimientos

escucha el fin que a tu principio encierra,

rendidos a tus pies los elementos.

 

La tierra te consagra el que a la tierra

sujetó, cuando, próvida en su celo,

los líquidos tesoros desencierra,

 

y, lloviendo al revés, salpicó el cielo,

desangrando a Neptuno en rica fuente

por venas de cristal sangre de hielo.

 

El mar te rinde aquel cuyo tridente

tantas veces venció su orgullo fiero,

segunda vez a límite obediente,

 

aquel del mar Neptuno verdadero,

que en varias partes no se distinguía

cuándo segundo fue, cuándo primero.

 

Del dulce viento la región vacía

favorable te ofrece aquella ave

que en éxtasis de amor vientos bebía.

 

Ave amorosa, pues, que con suave

pluma llegó hasta el sol, en su sosiego

volando dulce y suspendiendo grave.

 

El fuego te asegura el que del fuego

nombre tomó, y el luminoso espacio

arrebatado vio, turbado y ciego.

 

Vive, ¡oh Felipe! en celestial palacio,

pues a tu admiración el cielo atento,

la tierra te da Isidro, el fuego Ignacio,

Francisco el mar, cuando Teresa el viento.