Tu Poema de Amor

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OCTAVAS

A San Isidro

Turbase el sol, su luz se eclipsa cuanta

medroso esparce hasta el segundo oriente.

El viento con suspiros se levanta;

présaga España su desdicha siente:

y en tanta confusión, en pena tanta

Filipo al fatal golpe está obediente:

¡Oh justo llanto, oh justo sentimiento!

Tema España, el sol llore, gima el viento.

 

Mas cese el sentimiento, cese el llanto,

y en vez, España, de funesto luto,

fiestas publica, que te ensalce cuanto

te oprimió de los ojos el tributo;

pues ya Madrid piadosa a Isidro santo

vuelve a sus campos a coger el fruto

que sembró de piedad y desengaños

al fin dichoso de quinientos años.

 

Ya más gloriosa con humilde celo

vuelve, piadosa al Labrador divino,

a ver el prado, el río, fuente y suelo,

donde a la tierra y cielo abrió camino,

porque de nuevo en ella obligue al cielo,

en tanto que su Rey sujeto es digno

a su piedad, volviendo a su porfía

Sol a España, al sol luz, a la luz día.

 

Dichosa, insigne villa, y más dichosa

cuanto por más piadosa te señalas,

vuele tu fama al viento licenciosa;

sirviendo a tu piedad de amor las alas,

vive, ¡oh! más que la muerte poderosa,

pues no sólo el arado al cetro igualas,

pero aun exceden por divinas leyes

tus pobres labradores a tus reyes.