Mamita trajo en sus brazos,
arropado, a un bebecito.
Y llegando me explicó:
-este niño es tu hermanito.
Le vi unos ojos grandotes
y unos pies muy chiquititos.
A veces llora bien alto,
a veces llora bajito.
No niego que me he sentido
celoso, bueno, un poquito.
¡Pues todos los que lo ven,
van y le hacen cariñitos!
Entonces, viene mamita,
al verme tan calladito,
me coge en su falda un rato
y me da muchos besitos.